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martes, 27 de noviembre de 2012

e.

Llevo tiempo sin escribir, y puede que sea hora de desahogarme.
Voy a serte sincera, las cosas no van bien, y estar sin ti las hace aun peores. 
Intento ahogar las penas donde tu y yo sabemos que no se debe. Pero el último tren de la noche ya ha pasado, y el café se está enfriando. Las cartas están echadas y no hay vuelta atrás. 
Siempre escribo de madrugada, creo que es cuando más te echo en falta. 
Ya es tarde para lamentarse, también es tarde para preguntarse el por qué.
Tú no lo sabes, pero yo te sigo esperando.



Llevo 3 meses sin llorar por ti, ni por ti, ni por nada, porque eres el único motivo, el único puto motivo por el que alguien como yo puede derramar una lágrima. Pero ya te he dicho que este café de madrugada se ha enfriado, y el cigarrillo ya esta apunto de consumirse. La soledad y el silencio me envuelve. Y quizá la última colilla se ha llevado una lágrima, y un texto con algunas palabras poco oportunas se ha llevado las demás. 



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